Un texto clave de una carta de Hopkins a Dixon

Durante su “tercer año”, Hopkins escribió una larga carta a Dixon con más comentarios críticos a manuscritos inéditos de este, y añadió un largo párrafo explicándole lo que sigue.

Quizás algún día yo redacte un texto sobre el origen de mi devoción a Gerard pero con esto debería bastar para hacerse una idea.

De Hopkins a Dixon, 29 de octubre—2 de noviembre de 1881

Manresa House, Roehampton, SW Londres.

[…]

Me avergüenzan todas las muestras de alta estima contenidas en su última y otras cartas, amables y conmovedoras como son, y no sé si debería responder a ellas o no. Esto sí voy a decir: mi vocación pone ante mí un patrón tan alto que no se puede encontrar uno más alto en ninguna otra parte. Para mí, la cuestión no es, por tanto, si estoy dispuesto (intentando adivinar lo que usted tiene en mente) a sacrificar ciertas esperanzas de fama (supongamos), sino si acaso no voy a sufrir un severo juicio divino por la pereza que he mostrado al hacerlo, por las reservas que he podido tener en mi corazón, por las miradas atrás que he echado con la mano en el arado, por la pérdida de tiempo que las mismas composiciones que usted admira pueden haber causado y las preocupaciones mentales que correspondían a deberes más sagrados ó más obligatorios, por la inquietud y los pensamientos de vanagloria que han producido. Un propósito puede parecer suave y perfecto desde el exterior pero estar deshilachado y fallido desde el interior. Nunca he dudado de mi vocación, pero no he estado a su altura. Destruí la poesía que había escrito cuando entré en la Compañía y decidí no escribir más; el Deutschland lo comencé tras un largo lapso por la sugerencia casual de mi superior, pero una vez hecho eso es cuestionable si hice bien en escribir nada más. Aun así, mi idea es seguir componiendo, según lo permita honradamente el momento, lo cual me temo que será raramente y de hecho durante algunos años atrás ha sido apenas nunca, y dejar que lo que yo produzca espere y siga su suerte; pues un hombre muy espiritual me dijo una vez que con cosas como la composición el mejor sacrificio no era destruir la propia obra sino dejarla enteramente a disposición en obediencia. Pero apenas puedo imaginarme a mí mismo pidiendo a un superior que publique un volumen de mis poesías y reconozco que humanamente hay muy pocas posibilidades de que eso llegue nunca a ocurrir. Y ciertamente si eligiera mirar las cosas desde otro lado y no desde este por supuesto que podría lamentar esto amargamente. Pero hay más paz y es más santo el ser desconocido que conocido. —En ningún caso deseo escribir nada en mi situación actual [n.t. el “tercer año”, Dixon le había sugerido hacerlo.]: el momento es preciado y no volverá más y sé que no me arrepentiré de mi contención. Si más adelante tengo alguna oportunidad de escribir poesía podría encontrar en mi corazón el terminar una tragedia de la que tengo escrita unas docenas de versos y cuyas ideas principales para el resto están en mi cabeza, sobre el tema del martirio de Santa Winifred: por casualidad, mañana es su fiesta.

[…]

Índice

Comentarios (Disqus)

Comentarios gestionados porDisqus