Dixon a Hopkins
Una breve nota sobre la opinión que Hopkins tiene de su segundo volumen de Historia Cristiana, etc. Un hombre honrado.
22 de junio de 1880, desde St. Mary’s Vicarge, Hayton, Carlisle
Mi querido amigo:
He tardado en acusar recibo de su última carta, que quiero agradecerle. Si alguna cosa que he dicho sobre su obra le ha complacido, me gustaría duplicar el placer duplicando lo que he dicho, pues aun sería verdad. Quedo a la espera de su prometido resto cuando pueda enviarlo.
Esta es una línea rápida para terminar: pues estoy ocupado con muchas cosas: la menor de las cuales no es el paso de mi segundo volumen de Historia Cristiana por la imprenta. Usted habló favorablemente de él y de la opinión de uno o dos de sus amigos sobre él. Quiero decir, sobre el espíritu con que trato de escribir. Mi objetivo es alcanzar la verdad exacta, y eso supuesto, con el color que sea. Quiero decir que no pretendo no tener prejuicios ni sesgo: si no los tuviera, no me daría el trabajo de escribir en absoluto: pero espero que nunca se me juzgue parcial, narrador de la mitad de la historia, escondiendo cualquier cosa conectada con cualquier punto en cuestión, o de tratando en cualquier manera fraudulentamente con los materiales. Esto es lo que entiendo por honradez histórica: no el hecho de no tener sesgo o partido. No necesito decirle que algunos de nuestros mejores escritores son gravemente deficientes en este tipo de honradez. Puedo añadir que mi objetivo es escribir un trabajo de importancia: no añadir algo a la fastidiosa plaga de libritos que nos aflige.
Con todos mis mejores deseos quedo su afectuoso amigo,
R.W. Dixon.
Ojalá tuviera usted más tiempo libre para escribir.