[Nota unas horas tras la publicación: me ha salido demasiado negativa. He corregido alguna frase pero he dejado el texto original como muestra de honradez.]

Un par de asuntos

Acabo de (casi) terminar de leer un libro de M. Rhonheimer, “Cristianismo y laicidad”, de RIALP. El autor es un profesor de filosofía suizo que pertenece al Opus Dei (lo pongo porque lo pone él en la breve biografía de la solapa) y que, al parecer ha escrito bastante sobre diversos aspectos éticos con base en principios de filosofía natural, no teológicos. En la Obra “se oye hablar mucho de él” (lo digo por experiencia, claro).

La obra es corta, parece una introducción a personas poco educadas en el asunto. Su tesis, que hoy día ya es en bastante grado un lugar común, es que la separación entre la Iglesia y el Estado es un interés no solo de este último sino también de la Iglesia. Y que la Iglesia hoy día entiende el Estado Democrático con separación de poderes (con lo que llamamos Estado de Derecho, básicamente) como la fórmula conocida que mejor refleja y defiende la libertad individual y la dignidad de la persona. El libro acepta como un hecho que hubo serios errores doctrinales, jurídicos y prácticos, por parte de la Iglesia en la historia, relativos a este asunto de la separación (quizás de los más escandalosos fue la condena a los católicos italianos que defendían la creación del nuevo Estado en el siglo XIX, cosa que ponía en jaque la existencia de los Estados Pontificios). Esto espero que no escandalice a nadie: la purificación de la memoria es crucial, y la aceptación del mal realizado es el primer paso hacia la conversión.

Quizás la idea paralela más importante que se podría extraer es algo que Galileo tenía clarísimo: el Santo Oficio (que ahora es el Dicasterio para la Doctrina de la Fe) puede decir muchas cosas y es digno de escucha; pero verdades por las que merezca morir hay muy pocas, y es más que posible que quien se presenta como autoridad religiosa se equivoque cuando habla (u ordena) de asuntos sobre los que es incompetente. V.gr. el heliocentrismo. En ese sentido, Galileo nunca dejó de ser católico (está actualmente enterrado en una iglesia en Florencia). Recuerdo, por si alguien no lo sabe, que murió en su casa, donde cumplía el arresto al que se le condenó.

En fin: escuchar pero sobre todo defender la libertad del individuo frente a la institución, sea esta civil o eclesiástica.

A santo de esto

Esto me recuerda que un amigo me envió el martes o miércoles una entrevista (en italiano) a un tal Bux (no me interesa quién sea) que se permite la libertad de afirmar que “las obras de Rupnik no ayudan a rezar”.

Sorprendente que lo diga ahora, varios meses después de que Rupnik haya sido acusado de abusar de varias religiosas sobre las que tenía autoridad. Ahora y no antes.

También me soprende porque, curiosamente en la ciudad en que vivo (Gijón), hay desde hace pocos años una capilla realizada por Rupnik, en la iglesia de san Pedro, que —a mí— me ayuda realmente a orar. No es del gusto de todos pero si alguien ha aprendido por qué los ojos de los iconos son tan grandes, entiende que tienen su razón de ser. Hay quien dice que los ojos negros que pone Rupnik le disgustan. Bueno, pero lo más importante es que es un arte que significa, es decir, que indica a Cristo, a la Virgen, a los santos, etc.

Hay que ser hipócrita para salir *ahora* con esas

Decir esto ahora sin haberlo dicho antes es poco honrado. No quito ni una palabra. ¿Qué se podría decir a propósito de esto sobre la Capilla Sixtina, una gran fuente, por cierto de euros para las arcas del Estado Vaticano (que no la Iglesia, que es otra cosa, aunque cueste diferenciarlas). ¿No era Miguel Ángel un homosexual bien conocido?

Por no decir nada de si el apellido Borghese que aparece en el arquitrabe de san Pedro del Vaticano nos ayuda o no a venerar al Papa…

Pero la otra cosa

Pero en realidad lo que quería, además del libro, era comentar la película “El Informe”, que he visto hoy por segunda vez. Trata de la redacción del Informe Feinstein sobre la tortura de prisioneros (supuestos terroristas) por parte de la CIA durante unos cinco años (desde poco después del 11-S hasta más o menos 2007); un informe que, pese a las promesas de Obama, tardó más de cinco años en redactarse y cuyo un resumen de 500 páginas se hizo público en 2014.

Me han interesado dos asuntos:

  • Cómo los psicólogos que convencen a la CIA de que los métodos mejorados de interrogación (tortura psicológica y física, incluyendo el “waterboarding”) son útiles, como dichos psicólogos utilizan la palabra “basado en la ciencia”.Cada vez me insulta más la utilización de este término (ciencia) aplicado a estudios sociales y psicológicos. Ya he visto suficientes matemáticas (y yo mismo las he hecho) como para creer que los estudios sociales (y la psicología lo es) son "ciencia". Es una pena ver cómo se aprovecha la gente del término “ciencia” para sus ideologías.

  • Cómo las instituciones generan espíritu de cuerpo en sus dirigentes. Yo lo he vivido en mis propias carnes, cuando he intentado en varios contextos solucionar un problema institucional y se me ha dicho que “no es tan importante”, “estás haciendo una montaña”, “en realidad no es exacto eso que dices”. La honradez y el respeto al individuo están muy por encima de cualquier (cualquier, incluida la Iglesia y el Estado) institución. Por supuesto, en la película, los responsables del programa (y sus jefes) están completamente cegados y ponen cualquier excusa (¿qué va a ser de los hijos de quienes se queden sin trabajo?, como si la justicia abstracta estuviera supeditada al número de descendientes). Espero no hacer yo esto nunca aunque, tal y como va la cosa, es difícil que mande en ninguna institución.

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