Hopkins a Bridges sobre el Deutschland

Un extracto de la carta a Bridges en que le envía el “Eurídice”, su otro poema sobre un naufragio —este de un barco de cadetes ingleses. El párrafo que traduzco es la queja de un autor a su mejor crítico por no leer su obra en detalle. Como se verá, a Bridges el “Deutschland” le pareció desagradable en primera lectura y no lo releyó antes de comentárselo al autor.

13-21 de Mayo de 1878, desde Stonyhurst

Te adjunto mi Eurídice, que fue rechazado por Month [nb. la revista cultural de los Jesuitas, que también rechazó el “Deutschland”]. Es mi única copia. No me escribas aguas turbias sobre él: te explicaré en breve lo que son y hasta entonces disculpa el término [nb. Hopkins usa el término bilgewater con un sentido específico que traduzco por “aguas turbias” pero como se verá es algo más concreto]. Debo decirte que siento mucho que no hayas leído el Deutschland otra vez. Acepto que requiere trabajo y es oscuro, pues ciertamente no tenía un gran deseo de que su sentido fuera totalmente claro, o al menos inconfundible, pero podrías, sin poner el esfuerzo que requeriría comprenderlo por completo, al menos haberlo leído de manera que las líneas y las estrofas quedaran en tu memoria y que las primeras impresiones se ahondaran, y haber incluso llegado a gustar algunas sin cubrirlas todas ellas. Estoy seguro de que yo he leído y disfrutado páginas de poesía de esa manera. Vaya, a veces uno disfruta y admira las mismas líneas que uno no llega a comprender, como por ejemplo “Si se acabara cuando se termina” y ss. [nb. cita de Macbeth deseando matar al Rey pero con miedo a las consecuencas, sobre todo en el alma] que es todo oscuro y discutido, pero cuya finura todo el mundo ve y nadie discute —no es realmente extraño. Ahora dicen que los buques que parten del puerto de Londres cogerán (quizás deberían o solían hacerlo) agua del Támesis para el viaje: al comienzo de la travesía estaba sucia y apestaba pero poco a poco, decantando su mugre, en unos pocos días era muy pura y dulce y más sana y mejor que cualquier agua del mundo. Sea como sea, sirve para mi propósito. Cuando se nos presenta una cosa nueva, como son mis atrevimientos del Deutschland, nuestras primeras críticas no son ni las más verdaderas, ni las mejores, ni las más personales o más duraderas sino las más fáciles en ese momento. Son primitivas y como lo que dicen los ignorantes y la plebe. Esto es lo que te pasó. El Deutschland en su primera lectura te trabajó muy mucho y te incomdó, espesando y nublando tu mente con vulgar lodo del fondo y aguas residuales (ya ves que sigo con la imagen) y justo entonces desgraciadamemente vaciaste tus críticas todas apestosas (ahora una necesidad de la imagen) y turbias, mientras que si hubieras dejado que tus pensamientos decantaran habrían sido más claros en sí mismos y más a mi gusto también. No los tuve en cuenta por eso, percibiendo que eran un primera vaciamiento. Mismo con el Eurídice —que siendo corto y fácil por favor lee más de una vez.

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