Concierto en el Gaitero

Tras la gran colección de clases de este cuatrimestre, me tomo un pequeño respiro para compartir con vosotros un poco de la emoción que experimenté el domingo pasado en el concierto de la Orquesta Sinfonietta Concertante en las bodegas de El Gaitero. Lo organizaba la Fundación Cardin y era a beneficio de la Asociación Raitana.

Gaspar Muñiz, el Director —Maestro, como se dice en el ambiente musical—, ha crecido, ha aprendido y ha madurado mucho en estos dos años en los que lleva formándose (y trabajando) como director de orquesta. Este es el primer concierto completo que ofrece desde su Matrícula de Honor en la Licenciatura en Dirección Orquestal de la Associate Board of the Royal Schools of Musicdictum sapienti sat est. Y nos ofreció un primer concierto extraordinario.

La celebración de los 125 años de las Bodegas El Gaitero, una de las empresas más emblemáticas de Asturias, merecía un gran evento. Desde luego, lo que consiguió el Maetro Muñiz superó todas las expectativas. Hemos de agradecerle, además, que consiguiera que la Televisión Asturiana grabara el evento para retransmitirlo el día de Navidad. Esperemos que esta grabación se haga pública de más maneras. Lo merece.

No voy a describir los “Fuegos de Artificio” porque no sé hacerlo. Siempre festivos, aptos para una celebración.

El concierto para oboe de Marcello fue encantador. La solista, Laura Burguillo, volvió a deleitarnos (se lo escuché también en Colunga, tras el curso de verano de Dirección) con su excelencia y su delicadeza. ¡Gracias!

Pero lo mejor, a mi entender, y por lo que me siento un privilegiado, fue el estreno absoluto de un “Canto a la Virgen María” de Luis Vázquez del Fresno: un tota pulchra, en castellano, con coro polifónico y orquesta, dedicado a las Hermanas Clarisas de Villaviciosa. Según parece, el mejor lugar para escucharlo era la parte de atrás de la bodega. Yo llegué pronto y estuve por la mitad. Imagino que todas las personas que estaban atrás llorarían de emoción. Qué hermosura. Qué delicadeza y fuerza. Qué delicada maleabilidad y combinación de las voces. Qué plenitud en los momentos intensos. Qué suerte tengo: yo estuve allí. ¡Gracias por esta obra! y ¡Gracias por esta interpretación!

“La Virgen de Covadonga”, también de Vázquez del Fresno, no por ser conocida fue menos emotiva. Nunca la había escuchado en directo en versión orquestal. Cómo me gustaría ser asturiano. Hemos de agradecer al tenor Juan Noval Moro su desinteresada interpretación (magistral), en esta pieza y en el villancico final. Que un profesional de esta talla se brinde a actuar pro bono, con un aviso de menos de un mes, es una gran muestra de generosidad. Oh, qué voz.

Debería hablar más del coro pero no sé cómo hacerlo.

No tengo ni idea de cuánto debería haber costado la entrada a este evento. Quince euros es, sin duda, un regalo. Un privilegio.

Maestro, te luciste.

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