Hombres y mujeres
La prudencia, que es la virtud de quien se conoce a sí mismo en el actuar —nada que ver con el miedo—, la prudencia ha enseñado a todos los hombres que el afecto es difícil de dominar. Dominar es también un término clave, mucho más digno que “controlar.” De ahí se han deducido principios prácticos generales —no “universales” porque precisamente el actuar humano es difícilmente universalizable— para custodiar, por ejemplo, la fidelidad matrimonial y no arriesgarla.
Acabo de terminar mi cuarta o quinta lectura de “Vida y destino”, de V. Grossman. Me permito copiar parte de un capítulo magistral que muestra un ejemplo de lo dicho. Pienso que todos los varones que lo lean se sentirán identificados con el modo de percibir del protagonista. Darenski es un oficial del Estado Mayor del frente ruso y está visitando sus posiciones.
Espero que os guste.
Ya hablaremos de Charlie Hebdo cuando reflexione sobre ello. Ahora lo que toca es rezar.